Producciones Meridional le pone letra y música a la corrupción política en ‘Iberian gangsters’ (la corrupción está cantada), sainete lírico con libreto de Julio Salvatierra y música de Alberto Granados.

El título es bastante expresivo y nos lleva al mundo del gansterismo en Iberia, el nombre antiguo de lo que después fue España y Portugal, y que aún se conocen ambas como Península Ibérica.

El exministro Rafael Velasco, diputado y portavoz de su grupo político, está a punto de ser juzgado con altas probabilidades de ir a prisión. No se arrepiente de nada. Todo lo que ha hecho había que hacerlo, igual que han hecho otros muchos. Desde sus comienzos en el partido comunista, pasando por el socialismo hasta arribar a la derecha conservadora han pasado cuarenta años, compartidos con su mujer y con su hija, joven promesa en el Partido. Pero lo único que le importa, en estos momentos, es que ella no sepa la verdad. Porque su hija es su heredera política, el azote de la corrupción que ha venido a sentar las bases de la política de las futuras generaciones...

Una obertura cantada a capela por seis intérpretes fulgurantes, que también se defienden como actores, marca el tono ligero, espirituoso y burlón del espectáculo: Eva Martín, Clara Alvarado, Iván Villanueva, Chani Martín, Xavi Melero y Miguel Ángel Gamero desgranan el listado inabarcable de los casos actuales de corrupción patria con las mismas musicalidad y parsimonia con las cuales el quinteto Los Xey enumeraba durante la posguerra española la extensa lista de platos opíparos que integran su quimérico Buen menú.

A juzgar por como lo celebra el público, Iberian gangsters sirve de entretenimiento y de válvula de escape para cuantos asisten impotentes en el sofá de casa a un espectáculo mayor: el que bridan en los noticiarios quienes andan con la mano en la caja, el pie en el umbral de la puerta giratoria y la cabeza en las nubes del paraíso fiscal recomendado por sus asesores.

Una de las peculiaridades es la música compuesta por Alberto Granados, es de una complejidad armónica notable, una partitura muy exigente, con números musicales provenientes de influencias completamente diferentes. Se comienza con un número musical y a lo largo de la función hay otros ocho números. Termina con otro número musical. En realidad es una obra de teatro con varios espacios escenográficos y desarrollo textual.