Desierto

Sobrevolar el espacio de oro sobre pasos ficticios,

El viento arrincona las montañas caídas entre huecos de posibilidades.

Los hombres son de arcilla en el planeta que agoniza.

Ropajes infestados de esperanza entre movimientos de verdad.

No existe el tiempo.

No existe el espacio.

Existe el ahora.

Existe el momento.

Crucial esfinge durmiente,

veladora de células de paz.

Arrastro las alas sobre la arena viva y sabia.

Los primeros millones de estrellas anuncian la llegada,

diosa creciente,

arrullos de madre enorme.

Arroyos de opciones.

Tornasolado espejo.

Espejismo.

Todas las opciones de montaña por cada grano de arena.

Universos de opciones.

Infinitos múltiples

Sólo el viento y las lágrimas de los hombres mutilan la calma.

Cuerpos desnudos de gigantes caídos

Uno tras otro,

Tras otro,

Tras otro.

El camino no existe.

El halcón es los ojos de los hombres.

Alacranes adormilados bajo las pocas piedras del camino.

Serpientes de cascabel que cantan nanas entre los riscos.

Átomos que danzan bajo el sol y la tormenta.

Vida de sobra entre espacios en blanco.



María Martínez Azorín

Segundo Premio de Poesía

IV Certamen Literario Universidad Popular de Almansa