COMENZABA A POSARSE SIGILOSA

I


La luz con que me miras

el mundo acoge

de tu mano.


Las horas se hacen gratas


Me has devuelto un corazón alegre,

y soy en ti

un hombre bueno.


II


Verano eterno,

      quieto,

en esta playa.


Atraviesas la víscera de la pupila.


En la visión manejas el aire,

           invocas.


Los dioses olvidan su muerte.


Vuelve el tiempo antiguo

          sobre la piel


de una tierra que imita tu promesa.


III


Esta hora discurre entre dos mundos

pidiendo la clemencia que sólo en ti es posible.


Definitiva, señalas lejos,

y así entretienes la muerte que nos acecha.


Pues viertes en lecho húmedo

saberes olvidados

y destapas por sorpresa

algún lugar escondido,


cuando la paz comenzaba a posarse

              sigilosa.



Francisco Javier Lerena Muñoz

Segundo Premio de Poesía

I Certamen Literario Universidad Popular de Almansa