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EXPO: Fulgencio Vizcaino

Fulgencio Vizcaino nos presenta una intensa y vigorosa exposición con obras que transitan los campos de la pintura de acción, la abstracción y el expresionismo.

Fulgencio Vizcaino es licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Pintura, por la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Ha realizado estudios de postgrado en Infografía-Animación 3DS y en Taller de Pintura (UP Valencia (1995) Su primera exposición individual la mostró en la Casa de Cultura de Almansa en 1989 realizando posteriormente un gran número de exposiciones tanto individuales como colectivas en: U. Politécnica (Valencia), Círculo de BB.AA. (Valencia), Galería D’Arts (Valencia), Centro Cultural Joaquín Sorolla (Aldaia), Casa de Cultura (Quart de Poblet), Cafetería Tendur (Valencia), George Sanz (Valencia), etc.

Expresionismo, abstracción, pintura de acción y sígnica, arte bruto: de todo ello hay en las dramáticas invenciones de Fulgencio Vizcaíno para su creación de una áspera visión del mundo. No es el suyo un expresionismo abstracto al estilo de Jackson Pollock con sus chorreos de pintura (drippings), con su renuncia al pincel y con sus cuadros al dictado de los críticos del momento ¹.

Aquí el acto de pintar equivale a un proceso de objetivación y clarificación de las imágenes. No son las causas sino los efectos lo que vemos en sus cuadros. Con materia de arrastre trabajada y brutalmente sometida —casi materia de desastre— plasma Fulgencio Vizcaíno su mundo intelectual y pictórico. Un mundo caótico que se dilata y se contrae en una teoría de sutiles líneas, contundentes manchas, erosionadas transparencias que, en sus contrastes de delicadeza y brutalidad, planitud y relieve, luminosidad y oscuridad, nos está hablando de espacio y tiempo, espíritu y materia, amargura y humor.

Pedro A. Bolós dice de él: «Fulgencio es un artista que se vacía en el acto de pintar. Lo que deja tras de sí es una obra arrebatada que parece haberle transcendido como a un médium le transcienden sus fantasmas. […]. Afirmarse individual y emocionalmente es, antes que “lograr un cuadro”, una acuciante necesidad que ejerce, brocha en mano, en ese ámbito de la expresión en el que rectificar no siempre es de sabios y ser prudente nunca lo fue. […]. Sus composiciones eminentemente abstractas y expresionistas reflejan sin embargo un orden primitivo sustituto de la certeza. Gestos incluidos como venidos de lejos o soñados actúan de contención ante la emoción furibunda del color […]. De hecho, la superficie respira y participa de un agradecido alivio visual. En ocasiones más que arrancar la expresión parece haberla posado en aguadas o barridos que contienen o son contenidos por ritmos gestuales acuciantes que evocan la necesidad de la forma. […].»²

Así es, porque pintar para él es entregarse compulsivamente, directamente para descubrir o quizá velar, su mundo interior, sus fantasmas y sus sueños. Sin una noción precisa del cómo y del cuándo saldrá, sin una noción formal de qué valdrá. La única —la verdadera— noción preexistente es la de un vértigo indetenible que, por caminos no prefijados de antemano, será transcendido —a lo largo de cada proceso— en un hecho de pintura.
Pero pintar no es solo liberarse sino crear un objeto válido para el espectador. Por eso vemos al artista adentrarse en su conciencia indagando los porqués. Es la actitud de un persistente buscador de signos que deviene en un amante del lenguaje eficaz, en un artista. Y ello es posible gracias al vigor de los trazos violentos, sueltos, impulsivos, gracias a la gestualidad de la pincelada, de la mancha, de la incisión, gracias a las agresivas composiciones impregnadas de sutiles referencias iconográficas, herméticas unas, sugerentes otras³, que le llevan al extremo último de la expresión subjetiva.

Asistimos aquí a una representación en la que unas irreferibles imágenes, mediante impactos visuales, dejarán en nuestra mirada, junto al enérgico y apasionado ir y venir del pincel, la semblanza de un acontecer en cuyo repertorio es posible que descubramos ocultas facetas de nuestro íntimo pensar, de nuestro propio soñar.

Texto de Julián Vizcaino

¹ Tom Wolfe. La palabra pintada.
² Pedro A. Bolós. Es necesario soñar para poder dormir. Texto para un catálogo de Fulgencio Vizcaíno. Febrero 1996.
³ Estas sugerencias sirven para recrear los cuadros con textos que construyen las historias y reflexiones que acompañan a las imágenes aquí presentes.

 
AUTOR
PERIODO
INAUGURACIÓN
LUGAR
HORARIO VISITAS
ORGANIZA
Fulgencio Vizcaino
Del 7 al 28 de septiembre
Viernes, 7 de septiembre a las 20:30
Casa de Cultura
  Laborales: de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 Sábados y festivos: de 11:00 a 14:00 Domingo 16 de septiembre: cerrado
Universidad Popular Almansa